La casa, distribución:
En 1605, según manuscritos existentes en “el Libro Becerro” del archivos histórico nacional, ya existía una pequeña congregación de frailes Dominicos, que poseían un pequeño convento antiguamente llamado fabrica, donde cultivaban el huerto, se encargaban de gestionar misas, novenarios y administraban los bienes de la iglesia.
Posteriormente y sobre los vestigios de este convento (en 1897) se edifico un caserón de piedra en granito rico en sillería, que es la actual “Abadía de Galican”.
En la restauración hemos intentado conservar toda la tipología arquitectónica existente de la zona, fachadas en piedra de granito, sillería, tejado con teja árabe y añadiendo elementos en oxido que dan un carácter de sobriedad y realce muy personal al edificio.
Posee dos habitaciones en la planta baja, conservando el artesonado del techo en su madera original y tres habitaciones en la planta primera, todas con techos abovedados con mucha claridad, donde hemos intentado mezclar los elementos modernistas, que dan un carácter propio a cada una de ellas. Todas las habitaciones tienen su cuarto de baño, que por su forma y diseño, contrastan con el edificio y le dan una apariencia minimalista.
Existe un salón, con losas de piedra en el suelo, con su chimenea original, donde se celebraron y curaron las hasta hace poco “matanzas del cerdo”, en el que el viajero puede disfrutar de una agradable velada al rescoldo de la lumbre.
Y salimos al jardín (antiguo huerto), donde la joya arquitectónica o elemento destacado es el pozo “de los Deseos”, con un arco Romano y 25 escalones de bajada a su interior, que es digno de ser visitado. Sitio donde en el buen tiempo, es un remanso de tranquilidad, donde poder descansar, meditar o desconectar del trabajo diario.